En las navidades de 2011 encontré por casualidad la caja con las vías, el transformador, los viejos coches de pasajeros y los dos vagones. También estaba el catálogo Jouef y otro de la colección 1987-88 de la firma española IBERTREN.
Solo me quedaba buscar en los baúles de los juguetes de mis hijos por si daba con la locomotora. Y también la encontré. Bueno, lo que quedaba de ella.
La máquina |
Carcasa superior |
Llevado por la emoción de volver a ver mi viejo tren me puse a trabajar de inmediato con más ilusión que conocimientos sobre el tema, intentando hacer que aquella pequeña maquina funcionara.
Por una parte el motor completamente desguazado y por otra la carcasa superior.
Como pude, y usando un muelle de un bolígrafo y unos tornillos muy pequeñitos, le arreglé las dos escobillas que llevan la corriente a la bobina.
Después tenía que hacer pasar la electricidad desde la ruedas a las entradas del motor. Para ello, y muy a lo bruto, recorté una tira de latón que saqué de un sujetador de papeles (fáscener).
Fáscener |
Muy rápidamente le dí corriente a un tramo de vía desde el transformador y cual fue mi alegría a descubrir que la vieja reliquia daba señales de vida.
La limpié, la engrasé. Repasé las ruedas y con mucho cariño me dispuse a equiparla con su vieja coraza.
Lo primero que tuve a mano fueron unas piezas de un juego de montaje. Todo en plástico de colores.
Con unos recortes y un poco de cola le hice un traje muy ... moderno.
El resultado fue todo un engendro.
Luego limpié las vías. Dispuse unos tableros y monté un óvalo para hacer las primeras rodaduras.
Una vez que pasó la primera prueba, decidí darle la dignidad que merecía e intentar recuperar la elegancia original para la que fue concebida.
A tales efectos me dispuse a buscar piezas de recambio y acudí a Internet. Y este fue el primer contacto que tuve con el mundo de Ferromodelismo.
Con 49 años ni tenía conocimiento directo de esta afición (como tal) ni del potencial que a través de la red se puede obtener. Me cautivó. Me quedé encantado con las maravillas que se han construido alrededor del mundo de las miniaturas. Las máquinas, los vagones, los personajes, los paisajes, los decorados. Todos los detalles con los que se realizan las maquetas.
Se aprecia la labor en cada rincón y, sobre todo, la ilusión con la que cada aficionado consagra su tiempo libre dando rienda a su imaginación mientras disfruta "jugando".
Luego las técnicas, los sistemas, la informática, las nuevas creaciones de los fabricantes.
En definitiva y tal como decía, este fue el primer contacto con las maquetas de trenes y al ver el gran alcance del entretenimiento, descubrí que yo también quería participar ..... y me puse manos a la obra.
Enero de 2012.
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